El invierno está resultando extremadamente apacible. Aun y así hay nieve en la Sierra y los planes se suceden. Buceo trufado con crampones. Tardes de lectura. El sol colándose por el ventanal. Paseos matutinos al borde del mar en calma. Completa calma.
A veces me dejo envolver por esta bonanza. Ajeno a la crisis que, dicen en la radio, dicen en Madrid, dicen en el parquet de las bolsas, está arrasando con todo. ‘Esta todo fatal’ ‘Qué mala suerte habéis tenido’. Me tumbo en una manta que coloco junto al ventanal y leo. Parezco un perro tirado en el suelo. Un perro dichoso.
Otras veces el pánico se cuela por los poros. No me deja respirar. Edades críticas. Jugando a escribir. En vez de buscar un trabajo como dios manda.
Lo que pasa es que soy ateo. No tengo guías. Un ser descarriado.
Renuncio a viajes. Admiro la fuerza de muchos que van de aquí para allá. Que desayunan en Berlín, meriendan en Madrid y duermen en Pernambuco. No tengo fuerza. No tengo fuerza ni para pensarlo.
Mis fuerzas se reducen a hacer mil metros de desnivel.
Esta vida casera tamizada con paseos por los alrededores de la provincia se ve perturbada por un mail.
Se refiere a un viaje al que he renunciado. El segundo viaje a Marruecos al que renuncio en menos de un mes.
Empieza así: “Hola pedazo de estiércoles”
El comienzo es bueno, no vamos a negarlo. Te llama la atención. No esperaba menos del Indio. En esta fechas navideñas llenas de fraternidad.
“Os adjunto un par de hojas para que sepáis donde vamos y qué haremos. Básicamente tragar arena y buscar fantasmas a tomar por saco.”
Empiezo a arrepentirme de no ir. Solo un poquito. El plan es muy bueno. Pero no puede ser. Las fiestas navideñas. El delicado equilibrio del ecosistema familiar. Las represalias que pueden desencadenarse. En fin. Estoy mentalizado. Voy teniendo la receta para aguantar eventos insufribles. Un par de cervezas de golpe. Y luego incluso canto villancicos. Con la zambomba.
Sigo leyendo:
“Advertencia: NO vamos a hacer turismo convencional ni siquiera como actividad marginal secundaria, vamos SOLO y exclusivamente a BUSCAR especies. Por parte de la organización se llevará a raja tabla la tolerancia cero a mercadillos, monumentos y asuntos étnico-turísticos, y por supuesto nada de ‘como nos pilla de camino, vamos a entrar a Marraquech’. Esto no es una broma barata, va muy en serio y lo enfatizo sólo por los nuevos, el resto está claro que es un grupo 100% operativo.”
Se me empiezan a remover las tripas. No puedo seguir sentado en la biblioteca. Necesito estirar las piernas. Fumar un cigarro.
Salgo a la calle. Medito. En movimiento. Andando en pequeños círculos. Reparo en que no fumo. Por lo menos cigarrillos.
He leído las postdatas con las que terminaba el mail. Hay un rendijita por la que meterse:
“PD1. JM. Valderrama, so peazo de mongolo nº1, por ahorrarte unos miserables 250 euros y una bronca marital cotidiana te vas a arrepentir toda tu vida: ¡qué vamos al Sahara de aventura, tronko, a perdernos en un paisaje descarnado y geológicamente vivo, que es lo que te pone!”
“PD2. Gerardo, so peazo de mongolo nº2 (en realidad, eres el nº1 del mundo mundial), no te olvides ni una linterna, foco o similar, que hay espacio (y te atas un GPS al cuello con un candado nada más cruzar el Estrecho)”
Era una oferta que no podía rechazar.
Así que empiezo a mover todas mis influencias (me doy cuenta de que no tengo ninguna). Empiezo a ver cuántos puntos yoplait he juntado en este trimestre para poderlos canjear por unos días de aventurilla. Que es lo que me pone, efectivamente.
Me imprimo el anexo y se leen cosas evocadoras:
“OBJETIVOS: (i) Continuar el sondeo de guepardo y caracal en la región del Bajo Draa – Aidar; (ii) Recopilar información sobre fauna sahariana amenazada y / o poco conocida; (iii) Recoger muestras de carnívoros y de gacelas para el CIBIO y para la EEZA”
“EQUIPO HUMANO, MATERIAL Y METODOS: Un grupo de 8-10 personas, con dos todo-terrenos, 3-4 GPSs, material óptico y fotográfico (4 telescopios), 10 cámaras-trampa, dos focos para coche, trampas para micromamíferos y material de toma de muestras (excrementos de carnívoros y de ungulados). Sondeos a pie y en vehículo, tanto de día como de noche (foqueo) y foto-trampeo; se complementa con entrevistas a lugareños con guía ilustrada (sólo para obtener datos orientativos)”
Consigo los permisos. Las negociaciones se han prolongado hasta altas horas de la noche. Empiezo a juntar material. Cierro asuntos. Escribo. La crisis arrecia. Los ojos me brillan.
Aun a estas horas, a un día de la salida, está desparramado el contenido de la mochila por los suelos. Procuro no olvidar nada: pasaporte, dinero, lentillas. Hablo por teléfono para averiguar la ruta de los todoterreno y ver en qué punto me puedo enganchar.
Frío unas almendras para acompañar la hueva y la mojama. Algo especial. Trato de no olvidar que hoy es Nochebuena. Y mañana Navidad. Hablo con Madrid. La familia.
Todo empieza a ir demasiado deprisa. A una velocidad que había olvidado. No me he podido tumbar al sol.
tienes que ir… ¿te has ido? precioso, chico, precioso texto…