Obra maestra. Y no sólo de la literatura náutica. El libro se basa en contar el desarrollo de la primera edición de la Golden Globe, una regata patrocinada por el Sunday Times, que se fue gestando de manera aparentemente informal y cuyo objetivo es dar la vuelta en barco sin escalas y en solitario. Había dos premios: una bola del mundo de oro de (el Golden Globe) para el primero que llegase, y 5000 libras para el que lo hiciese más rápido. No necesariamente tenían por qué coincidir ambos premios, puesto que la salida podía tomarse entre principios de junio y finales de octubre.
Se pueden escribir muchos libros con estos jugosos ingredientes: cruzar los mares más duros del planeta, en variopintas embarcaciones que gobernarían sospechosos personajes. Incluso se llega a pensar que es algo fácil. No hay más que narrar los acontecimientos.
Pero la sencillez con la que está escrito el libro, lo fácil y nutritivo que es leerlo es como ver jugar a la Jugoplastika de Splitz (qué nombre más novelesco): uno tendía a pensar que el baloncesto es muy fácil. No hay nada más que pasar el balón al que esté libre de marca, y este encesta.
Ese es el efecto que logran los genios. Como Kukoc o el autor de este maravilloso libro. Que parece fácil.
Para escribir esta novela Peter Nichols ha hecho valer toda su experiencia en el mar y ha estudiado de forma concisa y detallada el material periodístico existente. Ha ordenado toda esa información, desperdigada, y la ha ordenado de una manera que denota talento. El montaje de una historia, el orden en el que se cuentan las cosas, es clave para que el resultado final enganche.
Es una obra que no necesita lectores expertos en navegación, aunque el que la lea se acabará interesando por ella, y buscará más libros de barcos y singladuras por los océanos. El autor consigue que nos vayamos interesando por los detalles de cada embarcación, por los lances que van surgiendo. Sabiamente va cambiando el foco de un navegante a otro, y conjugando con reflexiones más genéricas, algunas de carácter filosófico, otras más técnicas, que dan al libro esa hechura de libro atemporal y sin género; no es literatura naútica sólo.
La competición, como puede imaginarse, fue realmente dura. Salieron nueve. Llegó uno. Dos se volvieron locos. Uno de estos murió y el otro consideró que ganar la carrera conllevaría incomodidades como la fama y el dinero, y por lo tanto decidió seguir dando una segunda vuelta al mundo (el relato completo de este viaje infinito lo dejó escrito en ‘El largo viaje’; también editado por Editorial Juventud).