Todos los que se fueron

En un mapamundi del despacho que, inopinadamente, se ha convertido en comedor comunitario, se puede ver el destino que han seguido muchos de los jóvenes (y no tan jóvenes) investigadores que, por diversas razones, dejaron atrás España en busca de un trabajo como investigador científico.

En algunos casos las estancias responden al proceso formativo típico de un investigador, que consta de períodos en el extranjero. Sin embargo, muchos de ellos se explican por la falta de oportunidades en nuestro país. >>seguir leyendo

Expediciones naturalistas al Sahara

La labor divulgativa de un libro incluye muchos aspectos. Uno de ellos consiste en escribir en blogs u otros medios de difusión, tratando de no repetirse. Aunque sean temas recurrentes, en Naukas he intentado alguna variante. Aquí dejo la entradilla de lo último que he escrito y un enlace al blog de Naukas, donde podéis encontrar el texto completo.

«Parece mentira que en un planeta continuamente auscultado por decenas de satélites, que no paran de medir índices de biomasa vegetal, de escrutar accidentes geográficos, de anotar lo que llueve o deja de llover, aún queden sorpresas. Creemos tener acceso virtual a todos los rincones de la Tierra, casi nos han convencido de que ante cualquier novedad saltará un aviso para estar al tanto. >>seguir leyendo

A la ‘caza’ de exoplanetas por la sierra almeriense de Los Filabres

Llevo unos años escribiendo. La necesidad de expresar, contar (me) las cosas, tratar de comprender este mundo extraño en el que hemos caído, me llevó a aparcar la ciencia, otra vía de conocimiento que iba dejando de tener mucho sentido en ese momento vital. La divulgación científica se muestra como una opción intermedia entre la narrativa y la investigación que me resulta bastante satisfactoria, al permitirme utilizar un lenguaje menos enrevesado y, sobre todo, dar a conocer a círculos mucho más amplios lo que se hace en la investigación científica, cuestiones que normalmente quedan restringidas a revistas científicas demasiado técnicas y que raramente salen de la comunidad científica. Hasta la fecha he tratado de escribir acerca de la investigación llevada a cabo en áreas científicas que he frecuentado o que, por proximidad de despacho y de línea de investigación, puedo llegar a conocer. Todas estas colaboraciones las voy acumulando en un apartado específico de esta web (Colaboraciones). >>seguir leyendo

La cabaña

En un pequeño claro, en el collado que hace de divisoria de aguas, un refugio de tablones claveteados y mal encajados, por las que se cuela el humo, da tregua y reconforta al viajero de estas lejanas montañas del Kanchenjunga. Los troncos apilados en sus paredes prometen lumbre. Al viajero le parece bien el descanso, una taza caliente de algo; viene empapado. Las nieblas perpetuas que envuelven estos bosques de rododendros, unidas a las frecuentes lluvias, explican los caudalosos ríos que recorren el fondo de los profundos valles; y que el viajero esté calado hasta los huesos. >>seguir leyendo

Expediciones zoológicas al Sahara Atlántico

Uno nunca sabe muy bien cómo le ven desde fuera. Cuando se trata de un grupo más o menos heterogéneo aunque con intereses y gustos en común, como puede ser Harmusch, lo que uno puede esperar es que a veces nos cataloguen como un poco descarriados, algo atípicos, con alguna cosa interesante que contar. Aunque tampoco podemos enfadarnos si alguien nos califica de personajes inmaduros en busca de sueños imposibles.

La idea de escribir este libro surge tras el interés que Nacho Ruiz, editor de Ediciones Rodeno, nos muestra tras leer un artículo publicado en Quercus (Asociación Harmusch. 2015. Tras los pasos de Valverde: expediciones al Sahara Occidental. Quercus. Cuaderno 348: 26-33) en el que dábamos cuenta de nuestras expediciones al Sahara y sus hallazgos zoológicos. Así, el verano transcurre entre calores soporíferos y versiones que de los distintos capítulos nos enviamos de unos a otros y que, poco a poco, se van puliendo y ensamblando. >>seguir leyendo

La Isla del Aire

Me cautiva el estudio de Alfon. Las paredes tapizadas con diversas obras pictóricas, muchas de su autoría. Libros de gran formato con ilustraciones. Discos de jazz que guardan turno para sonar en el aparato de música y así inundar la estancia con un rumor aterciopelado. Una luz tenue en la que destaca la mesa de estudio colmada de botes con rotuladores, lápices, estilográficas y cualquier objeto diseñado para pintar y dibujar. Un surtido variado de material de papelería, en un orden caótico, arropa al creador de mundos gráficos. >>seguir leyendo

Las palmeras

Ha pasado su vida laboral, es decir, prácticamente su vida, en un edificio destartalado que habían prometido rehabilitar cuando hizo las oposiciones de funcionario. Hace años de aquello, y todavía utiliza la tercera persona del plural, ellos, para referirse a autorías enigmáticas, a anónimos ejecutores.

Esta actitud, en Ramón, no desentona cuando achaca al Gobierno o a la tele (los dos productores de verdades, en ausencia de Dios, más reputados de nuestra era) hechos de los que uno solo puede ser testigo impotente, nunca partícipe: «Han dicho que este verano va a ser caluroso». «Dicen que el paro ya no va a subir más». «Van a abrir un aeropuerto en Morata de Tajuña, dicen que será muy rentable». Cosas contra las que no se puede combatir; irrefutables. >>seguir leyendo

El Libro de Harmusch

La Teoría del Limbo había alcanzado un punto de madurez que no hacía sino saborear, aunque de vez en cuando me encontraba tropezones que no eran de mi gusto. Imprimía los capítulos uno a uno y los iba retocando y puliendo. Golpe a golpe, palabra a palabra. Los puntos flacos me llevaban a replantearme la extensión de algunos pasajes y a cuidar la transversalidad del texto, para que la coherencia temporal y la reaparición de personajes clave diese esa sensación de veracidad que persigue una ficción. >>seguir leyendo

Refugiados

Cuando era niño (más que ahora) me costaba comprender algunas situaciones a las que veía una solución sencilla. Se unía a esta incomprensión el hecho de asumir que lo contemporáneo, lo actual, está siempre por encima del pasado, es mejor. Que nosotros y nuestros coetáneos sabemos mucho más que nuestros antepasados y que ellos, los pobres, hacían lo que podían por sobrevivir. Quizás esto último se explique por la huella que imprime la evolución, vocablo que nos lleva a colegir que la última versión es la mejor. >>seguir leyendo

Sobre Muñoz Molina

Andrés es un excelente recomendador de libros. Cuando a uno le gusta leer, este tipo de informadores, los que leen mucho y tienen un gusto parecido, le pueden salvar a uno más de un verano, incluso de una depresión [1]. Aparte de Inés y de Silvius, que siempre me nutrieron de buenas lecturas, Mr. Andrew ─que incluso montó un Club de Lectura─ me ha abierto los ojos en más de una ocasión. Recuerdo cosas memorables como Insensatez, de un hasta entonces desconocido, para mí, escritor salvadoreño, Horacio Castellanos-Moya, o Argos el ciego, una exquisita evocación del amor. Hubo un libro que me resistía a leer. «¿No leíste Beatus Ille? ─me dijo con cara de sorpresa─. No, no puede ser. Tenés que leerlo. Hacéme caso». Y era tal su insistencia, su manera de presentarlo, que al final cedí. >>seguir leyendo

El blog del escritor J.M. Valderrama donde podrás comprar sus libros Días de nada y rosas, Altitud en vena y Aquí Bahía.