Me falta el aire. Me siento oprimido dentro del saco. Apenas me puedo mover, como otras noches. Me asfixio. Es una pesadilla. O es real. Me incorporo. Gerardo está pegado. Me pregunto por qué diantres no se va para su lado. O quizás sea yo el que se ha movido. La tienda parece más estrecha, deformada por la pesadilla.
Al revolverme palpo algo muy frío. Es como hielo. Enciendo el frontal. Tengo la tienda encima. Lo que he tocado es hielo, efectivamente. Despierto a Gerardo. Empiezo a entender la situación. La tienda se está hundiendo bajo el peso de la nieve que lleva cayendo horas. Silenciosa. A escondidas. Empezamos a dar golpes para sacudirla. Enderezamos los palos. Hay mucha humedad. Quizás eso contribuya a la sensación de ahogamiento.