La estantería ocupa una pared entera, desde el suelo hasta el techo, y tiene todas las baldas combadas por el peso de los libros. Hoy su lugar en la casa no es prioritario, está en un cuarto que se utiliza poco, en el que duermo cuando vuelvo al hogar familiar, en alguno de los esporádicos viajes a Madrid. Antes de deshacer la maleta, atraído por los libros que allí reposan, vuelvo una y otra vez a explorar los títulos que, mansos en los anaqueles, esperan que alguien los saque de allí y les dé un baño de luz, ojee sus páginas, huela el papel y admire su portada. Esas son sus credenciales para convencerte de que merece la pena que les liberes de su reclusión.
Archivo de la etiqueta: familia
Expatriado
Mira la caja distraído. Medio oculta entre papeles, los mandos de la tele; el desorden inherente a una casa con niños. Cada vez que se fija en el mapa que decora la cajita plana de aluminio, un diseño con los colores corporativos de la compañía, le resulta inevitable evocar aquellos años ásperos y a la vez felices.
Cuando se acabaron los bombones que contenía, la caja sirvió, durante muchos años, para guardar rotuladores. Era cuando había orden y un plan minucioso para cada parcela de su vida. La caja, discreta, en el despacho, antes de que fuese convertido en la habitación de la niña, formaba parte de esa decoración minimalista propia de las generaciones impregnadas de tecnología y prisa.
Crematorio, de R. CHIRBES
Te puede parecer un pedante. Un engreído. Un chaquetero. Un snob. Un tocapelotas. Te puede parecer un cínico sin remisión. Un alcohólico. Un tipo sin remedio. Que vomita un lenguaje enrevesado con el que confunde a sus adversarios. A los que le dan palos. A sus fantasmas.
Te puede parecer alguien desagradable.
Bueno. Eso son opiniones. De todos aquellos que tenemos un ego sensible. Y respondemos con balas a las balas.
Dejando de lado esos pareceres, muchos de los cuales no comparto, tengo que confesar que soy un fiel seguidor de las opiniones de Boyero. Porque casi siempre acierta. Porque tenemos los gustos alineados. Ya ha dado en el clavo demasiadas veces como para pensar que es por casualidad. Tantas, que incluso cuando estoy a punto de salirme del cine porque no soporto ‘El árbol de la vida’, llego a pensar que soy yo el que no entiende nada.