Me cautiva el estudio de Alfon. Las paredes tapizadas con diversas obras pictóricas, muchas de su autoría. Libros de gran formato con ilustraciones. Discos de jazz que guardan turno para sonar en el aparato de música y así inundar la estancia con un rumor aterciopelado. Una luz tenue en la que destaca la mesa de estudio colmada de botes con rotuladores, lápices, estilográficas y cualquier objeto diseñado para pintar y dibujar. Un surtido variado de material de papelería, en un orden caótico, arropa al creador de mundos gráficos.