El texto de esta entrada no es mío, ha sido escrito por Isaac Ortega Góngora.
El pandilla cuatro por cuatro de mi hermano va cargado hasta las trancas de Aquarius, Powerade, mochilas, piolets, botas y demás material de montaña.
El viaje hasta Trevélez es muy ameno y no paramos de reír. Es un día primaveral y vamos apurando las curvas; cuanto antes lleguemos al refugio más podremos descansar. Entramos en reserva hace ya un rato y necesitamos una gasolinera.
Preguntamos a un lugareño, que no da dos opciones para repostar. La más cercana queda a trece kilómetros de curvas y la otra a veinte. Nos insinúa que él no echaría en la de Pórtugos. No quiere explicar porqué. Es viernes trece y la misión empieza bien.